Olvidados rondan el arrabal,
habitando los callejones.
Sueñan con sentir las olas del mar,
mientras duermen entre cartones.
Van vagando por la sombra,
arropados por el clamor
del silencio que los custodia
cuando no da respuesta su Dios.
El mirar esquivo del caminante
cortando el aire;
morirán marcados por el estigma
de ser los nadie.
Despojados de toda humanidad,
invisibles hartos de naufragar
en eternos tiempos de guerra;
sin bandera, patria ni tierra.
Arrastrando a su paso la humillación
de la vida sobre el alambre.
Entre escombros hallaron su perdición
al llenar alforjas con hambre.
No los podrán silenciar,
la verdad alcanza horizontes.
El gentío clama y su malestar
sobrepasa campos y montes.
Vuelve la luz a alumbrar